hasta el borde mismo de las lágrimas, hasta el primer día después del último, en ese paso más después de la muerte, que no llegaría y llegó tan callado.
De puntillas, sin gallardía y con escaso estilo.
Sólo tu repentina ausencia abrazando el miedo.
¡Qué mal se han llevado el amor y tus silencios!
y, aunque ya da lo mismo,
me he quedado sin saber...
Con gesto distraído,
como al descuido,
has escogido la mejor hoja,
el punto exacto de incisión,
los perfectos rehenes.
Qué inútil batalla la tuya,
qué fácil victoria,
qué pena de guerra perdida.
Si de pronto me olvidas, no me busques, que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides a dejarme a la orilla del corazón en que tengo raíces, piensa que en ese día, a esa hora, levantaré los brazos y saldrán mis raíces a buscar otra tierra.
Es un flash-back tan intenso que soy pura sensación, espoleada por sus "te sigo queriendo", que nacen desesperados. Jump-cut. Cuando abro los ojos un tornado parece haber barrido la habitación. Y no sé qué ha pasado, pero aún suenan sus palabras, tan amorosas como sus ojos, tan ansiosas como sus manos. Y después las risas... No ha habido más. La desolación del día después no estaba en la escaleta. Fundido en negro.